La propagación en los medios de las dietas rápidas o milagrosas no nos ha hecho un grato favor, a la hora de confeccionar nuestro menú y es que a pesar de las contra-indicaciones demostradas por cientos de investigaciones estas se han expandido como la pólvora gracias a la promesa de ayudar a adelgazar en tiempo récord. Estas dietas se sustentan en la reducción del número de calorías ingeridas al día al mínimo, eliminando casi de manera inmediata las grasas, que contienen 9 cal por gramo.
Pero no debemos olvidar que grasas como el aceite de oliva virgen, el de girasol o los frutos secos aportan numerosos beneficios a nuestra salud. Estos alimentos contienen grasas monoinsturadas que ayudan a disminuir las tasas de colesterol “malo” en sangre así como disminuir los niveles de tensión arterial y ayudarnos a mantenernos saciados. Estas grasas, además, nos protegen de la arterioesclerosis y de los accidentes coronarios, tiene función antioxidante y favorecen la digestión. No obstante, son grasas y deberás vigilar las cantidades si estas controlando tu peso:
- Aceite de oliva virgen: Utilizado para cocinar y aliñar ensaladas, verduras, salsas o cualquier plato. Es un imprescindible en la dieta mediterránea y actualmente su consumo se ha extendido en todo el mundo gracias a sus beneficiosas propiedades. Puedes utilizar entre 2/3 cucharadas al día.
- Aceite de girasol: Hay personas que prefieren consumir siempre aceite de oliva, no obstante si deseas intercalarlo, limítate a la misma dosis que con el aceite de oliva, 2 o 3 cucharadas al día.
El aceite de girasol solo soporta 170ºC de temperatura por lo que deberemos tener PRECAUCIÓN al utilizarlo de que no exceda esta temperatura para evitar que se nos queme
- Semillas de lino, calabaza o sésamo: Enteras o trituradas en sopas o ensaladas, podemos consumirlas todos los días.
- Frutos secos al natural (sin tostar y sin sal): Recomendable no consumir más de 30 gramos al día o 3 nueves al día.
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